De sobra es conocido que la labor del árbitro no es fácil, más aún sin la ayuda de otros compañeros o de la tecnología, como ocurre en el fútbol base. Un fútbol base que, además, es precisamente eso: la base de los futbolistas del mañana, una manera de aprender no solo los aspectos técnicos y tácticos de este deporte, sino también a ser buen compañero, al esfuerzo, a la constancia, al trabajo en equipo... Y a la deportividad.
En ello también entra el árbitro, claro. Y un buen ejemplo de ello, que desde el Hergar Helmántica queremos resaltar, fue Javier García Domínguez, el colegiado que pitó el primero de nuestros partidos oficiales de este año entre el prebenjamín B y el Ciudad Rodrigo.
Este, más allá de los gestos más vistos en los campos de fútbol como el de atar las botas a los más pequeños o el de enseñar a sacar de banda en los comienzos, ya de por sí de aclamar, dio un paso más en el encuentro. En una falta que el Ciudad Rodrigo botó cerca del área, el árbitro ayudó a nuestro cancerbero, Martín, a colocar la barrera. Un gesto que, seguro, no olvidará nuestro pequeño jugador, como así tampoco harán los presentes en el Neme este día.
De hecho, el gesto se llevó los aplausos de los padres de uno y otro equipo que, más allá de la competición que implica la oficialidad de un partido que conlleva puntos, entendieron que, precisamente, el aprendizaje y la deportividad está por encima de ello, especialmente en edades tan tempranas, aunque es algo que no se debía olvidar en cualquier edad.